Actualmente en la provincia de Almería y en el poniente almeriense hay más de 30.000 hectáreas de invernaderos agrícolas, siendo el municipio con más invernaderos El Ejido con 12.500 hectáreas, seguido de Níjar con 5.300 aproximadamente.

Como hemos resaltado en otros post, esta fuente de negocios, motor de la agricultura española, no sólo ha sido un vergel de hacer dinero, sino que ha contribuido a que la ecología y el ecosistema sean mucho más fuerte y mejores. Lo explicamos…

Una de las grandes lacras del planeta es el aumento de la temperatura en casi todos los puntos del globo, con el consiguiente deshielo de los casquetes polares y la subida de los niveles en océanos y mares. Pues fíjense que en el poniente almeriense han bajado casi medio grado a la década desde 1980 hacia aquí. Pero, ¿por qué se ha producido este extraño fenómeno?
La respuesta está en esas más de 30.000 hectáreas de invernaderos agrícolas. Como si se tratara de un espejo, el color blanco de los plásticos refleja la luz solar hacia la atmósfera y ello frena el calentamiento de la superficie, es lo que se comúnmente se conoce como “EFECTO ALBEDO”.

2 grados de diferencia

Mientras que en zonas colindantes, como Murcia y Málaga, la temperatura desde 1980 hasta aquí ha subido casi 2 grados, en la comarca almeriense ha descendido casi 2 grados. Y aunque la construcción de invernaderos en la comarca se ha ido estabilizando de manera sustancial, estas 3 décadas de construcción nos han servido para mejorar en cierta medida el ecosistema, no sólo por la temperatura, si no por convertir una paisaje semidesértico, como era el campo almeriense en la década de los 70 y 80 en un paisaje mucho más blanco y saludable para la ecología.
Según los expertos, si se eliminasen todos los invernaderos de un plumazo, las temperaturas podrían subir de forma catastrófica para la zona.