No hace mucho tiempo un estudio realizado, por la prestigiosa Universidad de Columbia, finalizaba con el resultado de que uno de los principales agentes culpables del efecto de los gases invernadero era el tipo de dieta que los humanos seguimos actualmente. Aconsejaban una dieta basada en vegetales, hortalizas y derivados, que además es mucho más saludable no sólo para el ser humano sino para nuestro planeta.
Pues bien, hace unas semanas una investigación mucho más exhaustiva, desarrollada por la Universidad de New Hampshire ha confirmado de manera más rotunda que una dieta únicamente basada en hortalizas y vegetales, no sólo tiene una huella medioambiental menos invasiva, sino que además favorece la salud siendo mucho más conveniente que cualquier dieta norteamericana o incluso de entornos más mediterráneos. Se habla de cifras que pueden a llegar a reducir en un 80% en cuanto a impacto en el ecosistema.
El consumo indiscriminado de carnes, del origen que sean, de lácteos y demás, de manera masiva, está dando lugar a que en un futuro no sólo se va a producir un cambio sustancial del ecosistema planetario, sino que las enfermedades como diabetes u obesidad van a “mutar” en enfermedades crónicas difíciles de atajar. Y no son datos soltado al azar, el mismo estudio desarrollado por la Universidad de New Hampshire concluyó que el índice de vida en los estilos de alimentación americanos y mediterráneos era sustancialmente menor que el de una dieta vegetariana.
Por este y otro motivos que presentaremos en siguientes artículos, cobra si cabe más importancia sistemas de producción como el del invernadero almeriense.
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