El internet de las cosas (IoT) aplicado en la agricultura ya está aquí. Desde el momento en que se produce una siembra de una hortaliza hasta el momento en que llega al plato del consumidor, se genera un proceso que contiene una gran cantidad de datos.

Datos y más datos

Datos, que tras ser tratados, estudiados y procesados resultan de una utilidad maravillosa si queremos optimizar toda la cadena que rodea desde el momento de la siembra hasta el consumo por el usuario. Y cuando decimos “optimizar” nos referimos a que si usamos esos datos en beneficio del ser humano no sólo conseguiremos reducir costes, sino que alcanzaremos un producto de mucha más calidad para el “customer”.
Pero, ¿a qué datos nos referimos? ¿Cómo aplicamos el internet de las cosas en la agricultura? Como situaciones podemos poner muchísimas, por ejemplo:

  • Optimización del agua y los nutrientes que suministra a la planta, como por ejemplo el nivel de conductividad, o de sales minerales que contiene.
  • Sensores que midan la temperatura adecuada que deben de recibir las instalaciones y el fruto que en ellas este sembrado.
  • Aplicaciones que permitan a los invernaderos abrirse y cerrarse en función de la luz o el viento que necesite cada plantación.
  • Medidores de radiación solar y de horas solares que reciben las plantaciones.
  • Monitorización de las hortalizas en el momento del transporte hasta su lugar de destino, permitiendo, por ejemplo, mantener una temperatura adecuada.
  • Etc.

Estas son solo algunas de las posibilidades que el IoT ofrece a la agricultura, y por desgracia, tan sólo unos pocos agricultores “visionarios” se han puesto manos a la obra y están llevando a cabo profundas trasformaciones en sus sistemas agrarios.

El reto, desde ahora, es poner al servicio de los agricultores sistemas que permitan hacer más productivas sus empresas y además que originen ahorro de costes en sus procesos diarios. Sin embargo, este proceso va a resultar arduo y lento por varios motivos, como son el alto coste que supone implantar tecnología de este tipo, peor sobre todo la falta de información que en el sector tienen sobre este tipo de dispositivos inteligentes.
En este sentido tanto agricultores, como técnicos, como empresas auxiliares y sobre todo mano de obra del sector deben de poner de su parte para que esta revolución se lleve a cabo de manera más gradual y sencilla.