La última innovación en el sector de la agricultura en los últimos meses ha llegado en forma de sorpresa: EL OZONO. Esa molécula compuesta por tres átomos de oxígeno que se caracteriza por ser la forma más activa del oxígeno, por tener un color azulado en estado gaseoso y ser un componente altamente oxidante. Esta última característica, sobre todo, es sobre la que queremos incidir hoy.

Esa potencia en la oxidación sirve para limpiar, desinfectar, purificar y eliminar microorganismos, virus, bacterias, hongos, moho, esporas, etc. Esta propiedad, convertida en estado líquido, también conocida como agua ozonizada, es una bendición a la hora de tratar plantas, vegetales y hortalizas ante plagas y virus, y sobre todo lo hace de una manera limpia y tolerante con el ecosistema.

Las esporas también sucumben

Pero, además de destruir todos esos microorganismos y gérmenes maliciosos para las cosechas, y que están presentes en el agua, el Ozono tiene una propiedad maravillosa, y es que consigue amplificar exponencialmente el volumen de O2 que perciben las raíces de las plantas. Conviene reseñar por encima del resto de patógenos a las esporas, las cuales son de las más potentes y más difíciles de exterminar, ya que tienen la capacidad de permanecer ocultas, en un estado subyacente, y en cuanto vuelven a encontrar condiciones propicias se vuelven a reproducir; pues el Ozono es de los pocos agentes limpios, que consigue extirpar esta lacra de cuajo.

Entre las ventajas más destacables del Ozono en la agricultura resaltaríamos las siguientes:

  • Impulsa un crecimiento vegetal más rápido.
  • Mayor longevidad, fuerza y energía en las plantas.
  • Ahorro de energía en las plantaciones.
  • Tratamiento más limpio y respetuoso con el medio ambiente.
  • Mayor producción en las cosechas con una maduración más temprana.
  • Se comenta que el sabor, y el olor son mejores.